En el sistema monetario actual
los gobiernos imprimen dinero, el cual es de curso legal y sirve para comprar
bienes y/o servicios.
En el mundo de las criptomonedas el dinero no se crea,
sino que se descubre. A este proceso se lo conoce como minería.
Los mineros obtienen como
recompensas criptomonedas cada cierta cantidad de tiempo, una vez que se
resuelve un problema matemático.
En la actualidad se puede
conseguir hardware especializado para este tipo de procesos, el cual es muy
costoso y lleva tiempo recuperar la inversión.
¿Cómo funciona el minado?
Los usuarios de criptomonedas
envían todo el tiempo dinero virtual de un lado al otro del planeta, pero salvo
que alguien registre esas operaciones, nadie podría comprobar un pago en un
momento determinado.
Los nodos de las criptomonedas
dejan todos los pagos registrados en una cadena de bloques, más conocida como
la Blockchain.
El trabajo de los mineros es
confirmar las transacciones y escribirlas en la cadena de bloques (Blockchain).
Cada vez que se hace un envío de
alguna criptomoneda, se cobra una pequeña comisión para poder pagarles a los
mineros.
Seguramente a estas alturas te
estarás preguntando… ¿Cómo nos asegurarnos de que la Blockchain permanece
intacta y nadie la manipula? Acá es donde empiezan a jugar los mineros.
Cuando se crea un bloque de
transacciones, los mineros dan lugar a él siguiendo un proceso.
Toman la información del bloque y
le aplican una fórmula matemática, convirtiéndolo en algo diferente.
Esta nueva “pieza de información”
es más corta y en apariencia es una secuencia de números y letras aleatoria
denominada técnicamente “hash”.
Este “hash” se almacena con el
bloque, al final del mismo, en último lugar en la cadena en ese momento.
Cada vez que alguien crea un hash
con éxito es recompensado con la criptomoneda que esté minando.
Los programas para minar son:
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